Charlando con Juan Miguel se evidencia la inmensidad de un país surcado por rutas empedradas con historias de viajeros. Hojas y hojas de hierba creciendo alrededor del camino como brazos de la libertad: siempre la elección dispuesta, siempre un destino diferente. Cada paso convertido en un relato para la cena, un vaivén trocado en una exposición intensa de praderas, de la neblina, de los carros empantanados y de los rostros enrojecidos por el tiempo o la inclemencia del clima.
Viajar sin ahorros, hasta qué punto un préstamo rápido tiene sentido
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En los preparativos de un viaje siempre aparece un momento de duda que
puede frenar cualquier ilusión. A veces surge una oferta tentadora, una
fecha perf...








